Seguidores

lunes, 7 de noviembre de 2011

EL TREN DE LA VIDA

En la vida se nos ofrece continuamente diferentes oportunidades que a veces dejamos pasar, otras las aprovechamos lo mejor que podemos y sabemos. Podemos quedarnos mirando como pasa el tren de la vida a nuestro lado, o podemos subir al tren e implicarnos, dando todo lo que tenemos, lo mejor que tenemos.
Lee detenidamente esta parábola y al final comenta qué te sugiere y comenta cómo te manejas en el tren de tu vida.

Un tren avanza, espléndido y veloz, hacia su destino. Corta los campos como una flecha. Penetra las montañas. Traspasa los ríos. Cruza las ciudades se desliza como una serpiente mecánica, sin obstáculos. Su forma, su color, su velocidad: todo a la perfección.
Dentro del convoy tiene lugar el desarrollo de un drama: el drama de la humanidad. Gente de toda raza. Gente que conversa y gente que calla. Gente que trabaja y gente que dormita. Gente que Contempla el paisaje.
 Gente que negocia, preocupada.
 Gente que nace y gente que muere.
 Gente que ama y gente que odia secretamente. 
Gente que hasta discute la dirección del tren: ¡el convoy tomó una dirección equivocada!
 Gente que cree haberse confundido de tren. 
Gente que protesta. incluso, contra el tren mismo: "¡No debiera haberse construido ningún tren, puesto que...!" 
Gente que proyecta trenes más rápidos. 
Gente que acepta el tren agradecida, disfrutando y celebrando sus ventajas. 
Gente que no se hace problema: sabe que llegará con seguridad a su destino. ¿Por qué preocuparse? 
Gente que corre nerviosa, hacia los vagones de cabeza: ¡quisiera llegar más aprisa! Gente contradictoria, que va en dirección opuesta a la del convoy, caminando absurdamente hacia el vagón de cola: ¡quisiera huir del tren!
Y el tren sigue corriendo, impasible, hacia su prefijado destino. 
Transporta pacientemente a todos, sin distinguir entre el amargado y el comprometido. Ni deja tampoco de transportar gentilmente a sus contradictores. 
A nadie se niega. 
Y a todos ofrece la oportunidad de realizar un viaje espléndido y feliz, así como la garantía de llegar a la ciudad del sol y del descanso.
El viaje es gratis para todos. 
Nadie puede salir ni evadirse.
 Se vive dentro del tren. 
Y ahí es donde se ejercita la libertad: se puede ir hacia adelante o hacia atrás: cabe modificar los vagones o dejarlos intactos: se puede disfrutar del paisaje o aburrirse con los vecinos: es posible aceptar gustosamente el tren o rechazarlo con acritud. 
Mas no por eso deja el convoy de correr hacia su infatigable destino ni de cargar cortés y gentilmente con todos. (L. BOFF. Gracia y liberación del hombre.)

Esta reflexión  me  compartió un amigo  con  el que normalmente  suelo hablar cuando estoy hecho un lió, me  confió  esta gran  sabiduría  que me hace ver que los hombre  hoy  en  día  caminamos  arañando  paredes con los pequeños obstáculos  que  nos  encontramos en el camino, pareciera que somos el ombligo de los problemas   sin darnos  cuenta  que la  vida sigue  transcurriendo y que nuestros pequeños  lloros  son  insignificantes a comparación de  aquellos que no tienen  nada  que  ofrecer  y  ofrecerse a  si mismos.
Después de  una  larga conversación he  podido comprender  que las  mezquindades de la  vida  pueden  ser el  freno  suficiente para  detener el  tren de la  vida, dejemos de lamentarnos y  estar  mendigando algo de cariño a aquellos que no  tienen la  valentía de  querer  y mucho menos de  estar al  lado de alguien a quien  quizá  ni  corresponde  el  poder  decir una   palabra. O  es  factible estar  dándose calabazas  y ocultandose  día  tras  día?  verdad  que no?  pues  eso  a caminar  y seguir  amando con  mas  fuerza  y  sobre  todo  esperanza...



Amigos…hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que haya valido la pena. 

“Vivamos de manera que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje lindos recuerdos a los que continúan viajando en el Tren de la Vida”

2 comentarios:

  1. Creo que dentro del tren, uno puede pasar por todos esos avatares descritos y una vez aprendida la lección de cada circunstancia. Sentarse y disfrutar del paisaje con la tranquilidad que dar el saber precisamente eso, que uno no es el ombligo del mundo y que lo unico que importa es aprender de los errores, no caer en ellos y vivir confiando en que la Providencia guia el tren de nuestras vidas.
    Un abrazo MilThon.

    ResponderEliminar
  2. A veces estamos tan inmersos en nuestro día a día en nuestras pequeñas cosas que ni nos damos cuenta de que el tren sigue pasando!
    Besines

    ResponderEliminar

SI COMENTAS ME AYUDAS A PENSAR Y BUSCAR OTROS TEMAS
TE ANIMAS A AYUDARTE??????