Como es costumbre en mis pequeñas reflexiones, hoy quiero mostrarles una realidad que dia tras dia vamos experimentando en nuestra cotidianeidad, se dice asi verdad?, creo que es asi..
Los hombres hoy en dia vivimos en tinieblas, vivimos en la oscuridad, vivimos en la perolejidad, vivimos en entre las nubes sin querer abrir los ojos.No nos gusta ver la realidad que nos rodea, no nos gusta afrontar lo que se nos viene encima, no nos gusta comprometernos con nuestro entorno.Es mas facil hacerce el ciego, es mas facil pasar de todo, y de todos, es mas facil cerrar nuestros ojos a la dura realidad que nos va asechando, es mas facil reirse de aquello que no es nuestro pero que si consideramos que es nuestro, es mas facil vivir tapando los baches, es mas facil aquello que no me jode.ciegos asi estamos los hombres.... pero podria ilustrar este poema que lo tengo guardado entre mis memorias, nos haria abrir los ojos para danos cuenta que no necesitamso dos ojos para ver..... sino que, necesitamos tener un corazon de carne y que se asemeje a la arcilla para ser moldeada y pueda contemplar las maravillas que la naturaleza nos regala. Ver las flores, los arboles, los rios, los caminos por donde transitan los coches o simplemente la gente, aunque muchas veces ciegos en su caminar. Eh aqui que os comparto este poema.LA NIÑA CIEGA
Qué ciego es el mundo, madre,
qué ciego los hombres son,
piensan, madre, que no existe
más luz que la luz del sol.
Madre, al cruzar los paseos
cuando por las calles voy,
oigo que hombres y mujeres
de mí tienen compasión,
que juntándose uno a otro
hablan bajando la voz
y que dicen: ¡Pobre ciega!,
que no ve la luz del sol.
Más yo, no soy ciega, madre;
no soy ciega, madre, no;
hay en mí UNA LUZ DIVINA
que brilla en mi corazón.
El SOL que a mí me ilumina
es de eterno resplandor;
mis ojos, madre, son ciegos...
pero mi espíritu...no.
Cristo es mi Luz, es el día
cuyo brillante arrebol
no se apaga de la noche
en el sombrío crespón,
tal vez por eso no hiere
el mundo mi corazón
cuando dicen: ¡Pobre ciega!,
Que no ve la luz del sol.
Hay muchos que ven el cielo
y el transparente color
de las nubes, de los mares
la perpetua agitación,
más cuyos ojos no alcanzan
a descubrir al SEÑOR
que tiene leyes eternas que
sujeta a la Creación.
No veo lo que ellos ven,
ni ellos lo que veo yo;
ellos ven la luz del mundo
yo veo la LUZ DE JESÚS.
Y siempre que ellos murmuran:
¡Pobre ciega! (digo yo)
¡Pobres ciegos!, ¡que no ven
más luz que la luz del sol!...
Anónimo