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martes, 5 de enero de 2010

PENSAMIENTO DE UN DIA

Hace algunos dias atras tenia mucho frio, Roberto, un muchacho muy afortunado de poder estar en medio del mundo y rodeado de grandes cualidades, era tan afortunado que siempre encontraba personas que amaban su trabajo; aunque a veces no permitia amar a los otros ese trabajo tan enorme y grande que tenia, Darse el todo por el todo a los demas.
Un dia se encontro con su amigo, para hablar de la vida, de aquella que siempre habian soñado, como en un cuento de adas, un cuento no existente y ficticio.
Estos dos, soñaban con un mundo mejor, y se encontraron con un mundo lleno de dificultades, lleno de desesperanzas, llenode odios, lleno de rencor, lleno de bronca contenida, etc; asi era ese mundo que no soñaban.
para ellos el mundo tenia que ser un mundo bello, armonioso, pasivo, coprensivo, positivo, lleno de esperanza, lleno de justicia y paz.
Asi hablaban de temas muy profundos, en un momento determinado, roberto se pregunto si era necesario todo eso para vivir, entonces se dijo a si mismo,
tengo salud, tengo a mis seres queridos, y que mas puedo querer??
Su amigo quedo mudo al oir estas palabras de rober que nunca habia sido tan existencialista y menos aun realista.
ahora si comprendia porque estaba tantos meses sin poder decir nada hasta parecia un hermitano.
en un momento determinado penso y se dijo a si mismo:
A partir de este dia empezare a ser yo mismo
mis propositos seran los propositos de los que amo.
mis deseos seran: paz, silencio y mucha esperanza

bienaventurados los que saben tomarse e serio las cosas pequeñas y serenamente las serias; va llegar muy lejos

1 comentario:

  1. Excelente relato, como todos los tuyos. Me recuerda a mí, un joven tímido y silencioso, lleno de problemas intelectuales y sociales, viviendo una época terrible de soledad e incomprensión. Solía estar con otros dos amigos, parecidos a mí. No teníamos y no sabíamos adonde ir los fines de semana. Solíamos salir a las afueras de Madrid, donde entonces sólo había rastrojos; paseábamos dialogando durante horas y cuando atardecía, en pleno campo, cantábamos los tres a voz en grito, con un fiero desahogo. No había futuro, no había esperanza. Escribíamos poesías, las recitábamos y luego las despedazábamos. Durante toda la semana, incluídos los sábados, estudiábamos como locos, porque era lo único positivo que podíamos hacer. Comentábamos la posibilidad de suicidarnos o de escapar al extranjero, lejos, muy lejos de aquella especie de infierno. El tiempo nos fué ayudando y fuimos poniendo paz en muestras almas. Al leer tu relato me ha sobrevenido de repente un recuerdo muy doloroso de aquellos tiempos y tus pensamientos me han inundado otra vez de paz. Es bueno leerte. Gracias, amigo. Un abrazo muy fuerte.

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