citas, dichos y chistes de SALON

Todas las canciones me pasaron por el cuerpo,

y aunque hablan de procesos muy personales

creo que en un punto somos todos iguales
Adriana Beltrán,

musico argentina

Como siempre sucede con los cambios lentos,
uno se da cuen­ta de ellos cuando ya es demasiado tarde,
y las cosas son definiti­vamente diferentes.
Graciela Montes, escritora argentina.

Siempre dije la palabra justa,

en el momento indicado,

a la mujer equivocada.
Hernán Lucero,

cantante argentino de tango.

La claridad es el barniz de los maestros
Lúe de Clapiers, marqués de
Vauvenargues (1715-1747),
moralista francés.

La cultura es lo que,

en la muer­te,

continúa siendo la vida

André Malraux (1901-1976),

escritor y político francés.

Todos tenemos un oficio y lo cumplimos,

aun sin creer en él o sin que nos interese
Juan García Ponce (1932-2003),

escritor mexicano

Si yo no hubiese existido,

alguna otra persona me habría escrito.

William Faulkner (1897-1962),

escritor estadounidense.

Cuando lo hayas encontrado,

anótalo J Charles Dickens, (1812-1870)

MARCUCCI, DIXIT
Vuelve el actor antes de tiempo,

después de una gira, y encuentra a
su mujer con otro hombre en la cama.

Balbucea, no sabe qué decir
y por fin exclama:
—Estoy sorprendido— ,

y la mujer le contesta:
—Habla correctamente...

la sorprendida soy yo.

—De quién es esa hermosa naricita?
—Tuya, mi amor.
—¿Y esos maravillosos pechos?
—Tuyos, mi amor.
—¿Y esa cola?
—Tuya, mi amor.
—¿Y quien es el mejor cirujano
plástico? —Tú mi amor.

Entra un turista a un restaurante
que le han recomendado y
mientras lo atiende el mozo le comenta:
—Este es un restaurante muy bueno,

por ejemplo, si usted pide un huevo fresco,

le traen el huevo más fresco del mundo,

si usted pide un café aromático le traen el
café más aromático del mundo.
—Si... no siga. ..ya lo comprobé, yo pedí un bife ' pequeño.

Un grupo de turistas visitan una reserva indígena:
—Vení a ver querida -dice el marido-

el jefe de la tribu está empezando a hacer señales de
humo...
La mujer contempla el acto y de pronto pregunta:
—¿Y ese extinguidor de incendios?
—Ah... es para corregir si hay algún error en el mensaje!...

•

Una anciana se sienta a la mesa
de un restaurante. Enseguida se
dirige a un vecino de mesa y le
pregunta:
—Usted, ¿cuántos años me da?
—Y..., bueno, si es por su cabello 20,

por su rostro 20,

por su cuerpo 20,

por sus piernas 20...
—Ah... muy amable, gracias...
—Espere que sume.

•
—Señora, debo decirle que a su
edad el corazón se debilita y ya
no puede hacer las mismas
cosas que antes.
—¿Qué cosas, doctor?
—Por ejemplo, subir y bajar escaleras, trate de evitar.

Al mes vuelve la paciente:
—¿Cómo me encuentra, doctor?
—Bien, mucho mejor.
—Bueno, ¿ahora puedo usar las
escaleras?
—Por supuesto.
—Ah... ¡qué alivio!... era
bastante complicado subir y
bajar resbalando por la baranda.