En la vida se nos ofrece continuamente diferentes oportunidades que a veces dejamos pasar, otras las aprovechamos lo mejor que podemos y sabemos. Podemos quedarnos mirando como pasa el tren de la vida a nuestro lado, o podemos subir al tren e implicarnos, dando todo lo que tenemos, lo mejor que tenemos.
Lee detenidamente esta parábola y al final comenta qué te sugiere y comenta cómo te manejas en el tren de tu vida.
Un tren avanza, espléndido y veloz, hacia su destino. Corta los campos como una flecha. Penetra las montañas. Traspasa los ríos. Cruza las ciudades se desliza como una serpiente mecánica, sin obstáculos. Su forma, su color, su velocidad: todo a la perfección.
Dentro del convoy tiene lugar el desarrollo de un drama: el drama de la humanidad. Gente de toda raza. Gente que conversa y gente que calla. Gente que trabaja y gente que dormita. Gente que Contempla el paisaje.
Gente que negocia, preocupada.
Gente que nace y gente que muere.
Gente que ama y gente que odia secretamente.
Gente que hasta discute la dirección del tren: ¡el convoy tomó una dirección equivocada!
Gente que cree haberse confundido de tren.
Gente que protesta. incluso, contra el tren mismo: "¡No debiera haberse construido ningún tren, puesto que...!"
Gente que proyecta trenes más rápidos.
Gente que acepta el tren agradecida, disfrutando y celebrando sus ventajas.
Gente que no se hace problema: sabe que llegará con seguridad a su destino. ¿Por qué preocuparse?
Gente que corre nerviosa, hacia los vagones de cabeza: ¡quisiera llegar más aprisa! Gente contradictoria, que va en dirección opuesta a la del convoy, caminando absurdamente hacia el vagón de cola: ¡quisiera huir del tren!
Y el tren sigue corriendo, impasible, hacia su prefijado destino.
Transporta pacientemente a todos, sin distinguir entre el amargado y el comprometido. Ni deja tampoco de transportar gentilmente a sus contradictores.
A nadie se niega.
Y a todos ofrece la oportunidad de realizar un viaje espléndido y feliz, así como la garantía de llegar a la ciudad del sol y del descanso.
El viaje es gratis para todos.
Nadie puede salir ni evadirse.
Se vive dentro del tren.
Y ahí es donde se ejercita la libertad: se puede ir hacia adelante o hacia atrás: cabe modificar los vagones o dejarlos intactos: se puede disfrutar del paisaje o aburrirse con los vecinos: es posible aceptar gustosamente el tren o rechazarlo con acritud.
Mas no por eso deja el convoy de correr hacia su infatigable destino ni de cargar cortés y gentilmente con todos. (L. BOFF. Gracia y liberación del hombre.)
Esta reflexión me compartió un amigo con el que normalmente suelo hablar cuando estoy hecho un lió, me confió esta gran sabiduría que me hace ver que los hombre hoy en día caminamos arañando paredes con los pequeños obstáculos que nos encontramos en el camino, pareciera que somos el ombligo de los problemas sin darnos cuenta que la vida sigue transcurriendo y que nuestros pequeños lloros son insignificantes a comparación de aquellos que no tienen nada que ofrecer y ofrecerse a si mismos.
Después de una larga conversación he podido comprender que las mezquindades de la vida pueden ser el freno suficiente para detener el tren de la vida, dejemos de lamentarnos y estar mendigando algo de cariño a aquellos que no tienen la valentía de querer y mucho menos de estar al lado de alguien a quien quizá ni corresponde el poder decir una palabra. O es factible estar dándose calabazas y ocultandose día tras día? verdad que no? pues eso a caminar y seguir amando con mas fuerza y sobre todo esperanza...
Amigos…hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que haya valido la pena.
“Vivamos de manera que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje lindos recuerdos a los que continúan viajando en el Tren de la Vida”
“Vivamos de manera que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío, deje lindos recuerdos a los que continúan viajando en el Tren de la Vida”
Creo que dentro del tren, uno puede pasar por todos esos avatares descritos y una vez aprendida la lección de cada circunstancia. Sentarse y disfrutar del paisaje con la tranquilidad que dar el saber precisamente eso, que uno no es el ombligo del mundo y que lo unico que importa es aprender de los errores, no caer en ellos y vivir confiando en que la Providencia guia el tren de nuestras vidas.
ResponderEliminarUn abrazo MilThon.
A veces estamos tan inmersos en nuestro día a día en nuestras pequeñas cosas que ni nos damos cuenta de que el tren sigue pasando!
ResponderEliminarBesines