Mi alma me hablo y me enseño a amar lo que el pueblo aborrece y a proteger lo que denigra. Mi alma me mostró que el amor se enorgullece no sólo del ser que ama sino también del amado.
Mi alma me habló y me hizo oir voces que no pronuncian la lengua, la laringe ni los labios. Antes de que mi alma me hablara yo no oía mas que gritos y gemidos. Pero ahora, ansiosamente puedo oír el silencio y escucho sus coros cantando los himnos de los tiempos y los cánticos del firmamento, que anuncian los secretos de lo oculto.
Mi alma es mi compañera que me hace recapacitar. Ahora solo me falta preguntarme si creo o no creo en ella..... Cada uno va descubriendo el sentido de la enxistencia de su vida, del larido de cada gesto que vamos descubriendo en el sin fin de las delicias de cada amanecer.
hoy pienso en ti, pienso que sos mi amado, ese ser que me hace soñar y me hace añorar cada mañana cada tarde, cada anochecer, cada uno de ellos con una novedad, que tu eres mi ruiseñor.
Mi amado y mi alma, son dos seres que me acompañan cada dia y me hacen descubrir mi vida, ya sea mi pasado, mi prensente y mi futuro; cada uno de ellas con algo distinto....
Mi amado y mi alma conjugan el mismo verbo porque yo vivo junto a el.
Hermoso honor al silencio del alma!
ResponderEliminarUn Besito Marino
La de veces que nos deberíamos guiar más por nuestra alma, ella conoce el verdadero camino!
ResponderEliminarbesines
PD: me encantó la última foto!
Herrmosa comunion entre tu alma y tu amor. Besos tía Elsa.
ResponderEliminarEscondemos el alma para que nadie nos la robe. Y la escondemos tanto, que en ocasiones se nos pierde. Ese preciado tesoro, sabemos que está ahí, escondido en algún lugar, inaccesible, incluso para nosotros mismos, que de tanto escondera, olvidamos como hacer para encontrarla. Pero ya aparecerá, algún día, buscando otra cosa, como suele suceder, aparecerá y nos daremos un buen susto. "Pues si yo pensaba que mi alma no era así". Y es que claro, cuando la escondimos era pequeña, blanca, inmaculada, olía bien y daba gusto verla. "¿Y este bicho sucio, feo, mal oliente y repleto de pelos puntiagudos, es mi alma?". Entonces... meditamos y llegamos a la conclusión de que no, de que eso no puede ser asi de ninguna de las maneras. La metemos en lejía, o lo que es lo mismo, en detergente "libros autoayuda S.A". Pero nada. Aquello no funciona. Vuelve a coger polvo y al poco tiempo está como al principio. Entonces, echamos mano del "Bibliolín", que es algo muy potente y con más que demostrados poderes limpiadores. Pero nada. Cada vez la cosa va a peor y se nos hace que mejor habría sido tener el alma a la vista, para ir quitándole el polvo, darle brillo de vez en cuando y alguna pasada de colonia. Pero bueno, el mal ya está echo y lo único que nos queda es medirla, pensarla, comprar una garrafa de colonia barata, pero potente, un traje de faralaes, o de buzo, engalanarla todo lo que podamos, y rezar para que se nos vuelva a perder por algún rincón. A ver si se independiza, y asi deja de atormentarme por las noches con su aroma a queso de cabrales, sus ronquidos y los pelos que deja por el pasillo. Y es que la moraleja de la historia es que... bueno, tiene muchas moralejas, y ninguna relacionada con un chalet de alto poder adquisitivo, de esos del barrio del mismo nombre, pero el caso es que esconder el alma, esa que tanto temíamos que nos robaran, porque era una preciosidad, no garantia que no se nos transforme en un monstruito repelente y peludo. Ya ves. Pasan los años, y ahora, casi que pagaríamos porque alguien nos la robara y se la llevara bie lejos. Como mínimo, que no la oigamos roncar por las noches. Saludos.
ResponderEliminarHola, Yo-MilThon, me gusta tu blog, pero no me gustan nada los blogs que moderan los comentarios. Lo siento. Saludos.
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